¿Dejar de tomar leche o hacerlo con responsabilidad?

Actualmente, existen ciertos movimientos como el animalista que abogan por dejar de consumir leche. Otros, en cambio, dicen que la solución está en consumir con responsabilidad apostando por la Leche Entera Ecológica como alternativa al producto procedente de las explotaciones ganaderas convencionales.

Uno de los argumentos para dejar de tomar leche está en que somos el único mamífero que la consume de adulto. Lo cierto es que no es exactamente cierto, cualquier mamífero toma leche de adulto… si tiene acceso a ella. Por tanto, lo que de verdad sucede es que somos el único mamífero con acceso a esta fuente de alimentos igual que somos el único animal que consume vegetales que ha cultivado. Esta es una realidad evidente que no se puede desmontar ni con los argumentos que se apoyan en la intolerancia a la lactosa, ya que la adaptabilidad es siempre un beneficio para cualquier especie y el hombre ha demostrado que su organismo se puede adaptar al consumo de leche a cualquier edad.

La sobreexplotación de los animales es el argumento ético de la mayoría de los animalistas que optan por una forma de vida vegana. Todos estamos de acuerdo en que la sobreexplotación de los animales es perjudicial para ellos y también para el ser humano que acaba consumiendo un alimento de ínfima calidad. Pero ¿es la solución dejar de beber leche? Para muchos, no. La solución está en las granjas ecológicas en las que los animales se alimentan principalmente con pasto que consumen sueltos en los prados. Pastos que son autóctonos y que, por tanto, les proporcionan los mejores nutrientes.

En estas granjas no se les dan tratamientos a las vacas para que produzcan más leche de la que naturalmente pueden dar ni tampoco se las somete a constantes inseminaciones, limitando el número de crías que puede tener un animal y obligando a que exista una distancia más que prudente entre un parto y la siguiente inseminación. Por supuesto, también se cuidan las condiciones en las que viven en los establos obligando a que cada animal disponga del espacio suficiente para poder tumbarse y estar cómodo cuando se les recoge llegada la noche o cuando no pueden salir a pastar por motivos del tiempo.

Esta leche tiene un precio mayor que el de la leche convencional, pero la pequeña diferencia económica está más que justificada por la calidad y el sabor del producto y por saber que se trata de una leche que procede de animales tratados con ética.