Llega el mal tiempo, el frío y aparece la tos. Como todo el mundo sabe, toser es muy molesto, también para los demás, pero sobre todo para uno mismo. Desde pequeño tengo asma, así que tengo que tener especial atención con todo lo relacionado con la respiración, y aunque desde hace años estoy mucho mejor del asma, mi clásica tos otoñal me suele jugar algunas malas pasadas.
¿Has oído hablar de la neoplasia de esofago? ¿No? Pues yo sí: es lo que tiene internet y padecer mucha tos. Cuando fui al médico comentándole mi problema y les nombre lo de neoplasia, puso cara de circunstancias porque no es la primera vez que acudo al médico con una cantinela parecida. Me dijo que no había motivo para alarmarse… aun.
Me auscultó e hizo todo lo pertinente y rápidamente descartó cualquier problema más grave. Me dijo que en esta época del año es relativamente normal tener una tos que se alarga un poco más en el tiempo de lo que es habitual. Lo que pasa es que yo llevo como cuatro otoños consecutivos y estoy un poco cansado del tema.
Respeto bastante al médico de cabecera pero preferí buscar una segunda opinión en otro médico del seguro privado. También a este le comenté lo de la neoplasia de esofago pero me hizo todavía menos caso que el otro. Lo que sí hizo este médico fue recetarme cosas: todo pastillas de vitaminas y cosas parecidas, nada de farmacia.
Es una tendencia cada vez más habitual: en vez de recetar medicamentos, te dan complementos alimenticios y a ver qué pasa. Yo tampoco soy muy aficionado a los medicamentos, pero no creo que con un poco de vitamina C se me quite la tos, sinceramente. Al final, yo creo que lo que han venido a decirme los dos médicos es que sea paciente, que trate de llevar una vida saludable y que la tos ya se irá… cuando ella quiera. De momento, he hecho caso con lo de las vitaminas y me siento más activo, aunque supongo que será una cosa psicológica.