Dicen que hay herencias envenenadas, pero más que ninguna lo es aquella a la que ni tan siquiera se puede renunciar, como la alopecia. Muchos chicos miran con temor su cabellera cuando tienen a su lado un padre y un abuelo calvos y más si hay otros muchos hombres en la familia con ese problema.
Pero no hay por qué resignarse. Cuando comienza a notarse la pérdida de cabello hay que tomar medidas. Pero no vale cualquier medida. Es absurdo tratar de arreglar un problema de alopecia con vitaminas, champús de supermercado o ampollas de peluquería. El primer paso es acudir a un médico especialista en temas de cabello.
Y lo que mucha gente desconoce, es que es el dermatólogo es experto en este tema y el que debe de ofrecer los tratamientos adecuados para un problema de alopecia. Por eso, hay que acudir a un dermatologo pelo Vigo para realizar un estudio que determine cuál es la causa de la alopecia y qué tratamientos serán los mejores en el caso personal de cada uno.
Es importante asumir que hay alopecias que no pueden “curarse”. Pero sí se puede retrasar el momento en el que la persona se va a quedar sin cabello, reforzando al máximo el pelo y consiguiendo que se mantenga durante más tiempo.
Pero una vez que la caída del pelo sea evidente y se comience a ver el cuero cabelludo y/o haya zonas en las que la pérdida del pelo sea muy evidente, como por ejemplo las famosas entradas, hay también una manera de combatir esto: el injerto de cabello.
Las técnicas de injerto capilar han sufrido importantes mejoras en los últimos años. Mientras que los primeros implantes dejaban mucho que desear y el pelo tenía un aspecto áspero y poco atractivo, hoy se ha conseguido que el pelo que nace como consecuencia de estas técnicas sea idéntico al que siempre ha tenido la persona y, por tanto, sea absolutamente natural y bonito.
Esto es así porque ahora se injerta cabello a cabello, obteniendo los pelos de la zona de la nuca, donde siempre es mucho más fuerte, para implantarlos en las áreas en las que falta. Estos implantes son de carácter permanente, aunque hay que tener en cuenta que si el cabello está comenzando a caer, el proceso continuará y el pelo propio, no el injertado, puede seguir cayendo, siendo necesarios nuevos implantes para cubrir las nuevas áreas sin pelo.