Siempre le digo a todo el mundo que quiera escuchar que la euforia mal manejada puede ser peor que la tristeza o la pesadumbre. Y cada vez veo más gente a mi alrededor que llevan sus emociones al extremo de forma deliberada. Y eso nunca es bueno. No lo es con las emociones o sentimientos negativos, por supuesto, pero tampoco con los positivos. Cuando la alegría moderada se transforma en euforia, corremos riesgos. Los emprendedores sabemos bien de estos temas, o lo deberíamos saber si queremos que nuestros negocios prosperen y no “mueran” de éxito.
Yo soy de esos emprendedores que no se formó en grandes escuelas de negocios ni tiene un MBA. Lo mío fue la “universidad de la vida” que en este caso consiste en montar negocios y tomar notas de los errores. Y en la hostelería se pueden cometer muchos errores, pero hay que aprender rápido si quieres progresar. Ahora mismo, por ejemplo, veo a muchos colegas lanzándose a la piscina, mientras yo estoy mirando una valla separadora terraza para prepararme para la nueva temporada y la llegada del buen tiempo.
¿Por qué se están lanzando a la piscina? Porque han sufrido mucho durante la pandemia, como todos, y ahora que llevamos varios meses a pleno rendimiento consideran que es el momento de apostar. Está bien ser positivo, pero hay que manejar la euforia. Los tiempos están cambiando y en mi opinión las cosas no van a volver a ser como antes, o al menos no tan rápido. Por eso yo me lo estoy tomando con calma antes de dar dos pasos adelante.
Lo primero es ver el comportamiento de la gente esta primavera, con la pandemia ya como un recuerdo. Porque el verano pasado no sirve de ejemplo porque todo estaba demasiado cerca aún. Así que yo estoy mirando valla separadora terraza para preparar el local para la temporada, pero no tengo pensando abrir dos o tres sucursales para aprovechar la temporada. Hay que ir paso a paso. Eso es lo que me ha enseñado la “escuela de negocios de la vida”.