En España no se habla otra cosa que de la despoblación y la España vacía. Todo el mundo se lleva las manos a la cabeza con que en diversas zonas del país los pueblos se estén quedando sin gente. No solo los pueblos, sino también algunas ciudades de interior. Pero es que la mayoría de la gente decide vivir donde trabaja. Y en los pueblos no existen sedes de grandes empresas, entre otras cosas. Que estaría bien que Google pusiera su próxima sede en España en Ponga, un pueblo perdido de Asturias, pero no creemos que estén por la labor. Así que la gente vive donde trabaja.
Pero en el propio Ponga y otras zonas rurales de España se están poniendo manos a la obra para revertir esta situación de abandono. La renovación y adaptación de las explotaciones ganaderas es una buena forma de generar rentabilidad y empleo. El mercado de la alimentación ecológica crece día a día y las zonas rurales tienen mucho que decir en ese sentido. No te vas a poner a crear una explotación ganadera ecológica en la Gran Vía madrileña. Para eso sí que está bien Ponga y alrededores.
Una firma capaz de ofrecer Productos lácteos certificado ecológico europeo tiene la posibilidad de integrarse en ese mercado en expansión que es la alimentación ecológica. Si las explotaciones comienzan a ser rentables y las grandes firmas españolas del sector lácteo se interesan por ellas, será una forma de regenerar el tejido económico rural, más allá de los apartamentos turísticos y el turismo rural.
Hace años, la mayoría de los consumidores no se preocupaban en exceso de la procedencia de los alimentos que consumían: se buscaba calidad y buen precio, pero pocos hablaban del bienestar animal o del apoyo al comercio local. Hoy eso ha cambiado: el consumidor prefiere comprar productos procedentes de firmas locales o regionales, y eso es un acicate para los empresarios rurales. Si el consumidor quiere Productos lácteos certificado ecológico europeo y prefiere que esos productos procedan de la economía local será una buena manera de luchar contra la despoblación.