El tinto espadeiro: La uva que se utiliza para este vino es característica de Portugal, pero también de la zona sur de Galicia. Hasta hace poco tiempo se utilizaba la uva espadeiro mezclada con otras variedades, pero de un tiempo a esta parte se comercializan vinos con esta denominación en exclusiva.
Se trata de vinos jóvenes con un gusto afrutado y ligeramente ácidos, lo que los hace más frescos y apropiados para la época estival, aunque como sucede con todos los tintos, pueden encajar en cualquier momento del año. Por lo general, no tienen una alta graduación, lo que también los hace perfectos para las largas sobremesas de las vacaciones.
El prosecco: Es un vino italiano blanco y espumoso. Por su bajo precio se le conoce en muchos lugares como el champán barato. Es un vino muy fresco, que tiene su mejor momento cuando se consume muy frío. Es seco, con un gusto muy agradable que encaja muy bien con prácticamente todo el mundo.
Nuevamente, estamos ante un vino de baja graduación que es perfecto para tomar a cualquier hora del día y que siempre va a ser apropiado tanto como aperitivo como para acompañar ciertos platos o incluso al postre.
Merlot rosado: En España son muy comunes los vinos rosados de corte seco, sin embargo, en Francia y en Italia se encuentran rosados muy dulces, como los elaborados con uva Merlot. Este tipo de vinos resultan muy agradables al paladar y tienen muchos matices frutales que hacen que resulten fáciles de disfrutar incluso para quienes no suelen beber vino de manera habitual.
Es un tipo de vino perfecto para servir aperitivos o meriendas ya que combina muy bien con los embutidos y los quesos suaves. Un éxito garantizado así como toda una demostración de elegancia.
Tinto Garnacha: Las uvas de esta variedad son las más comunes y habituales. Por eso, en el mercado encontramos muchos tintos que llevan esta denominación. Pero en este caso, recomendamos elegir una marca económica y con un gusto afrutado ya que estamos hablando del mejor vino para mezclar y conseguir la bebida de más éxito del verano: la sangría.
Existen muchísimas recetas para la sangría, pero la clásica lleva solo vino, zumo de naranja o refresco de naranja, azúcar, fruta y hielo picado. Y esta bebida tan básica, siempre triunfa y es muy refrescante y apta para cualquier comida veraniega.