Recuerdo en mis primeros años de formación me fiaba mucho de los profesores y no tenía gran sentido crítico: si alguien estaba sentado en la mesa del profe es que sabía, como mínimo, más que yo. Pero con el paso de los años me fui dando cuenta que no siempre era así ni mucho menos. Es decir, la mayoría de las veces un profesor va a seguir sabiendo más que yo, pero tal vez no sepa transmitir su conocimiento. O, dicho de otra manera: cualquier persona, por mucho conocimiento que tenga sobre una materia, no tiene por qué ser un buen profesor.
Por eso a la hora de buscar un master en producción musical en la escuela tai me fijé muy bien en los docentes. Me gustaría completar mi formación y mi experiencia con un master que me permita aspirar a trabajar en un entorno lo más profesional posible, pero estoy en una posición que me permite ser exigente. Sobre todo, por algunas malas experiencias que he tenido.
En el mundo de la música me he encontrado de todo en los años que llevo aprendiendo e intentado trabajar. Recuerdo que no hace mucho me apunté a un masterclass de un conocido productor. El tipo sigue siendo uno de los grandes independientes de España con un sonido único en sus producciones que atrae a numerosos músicos. Yo mismo lo veneraba desde hace años y por eso acudí a su clase, esperando, por supuesto, aprender algo, que ya que pagas esperas eso también. Pero lo que me encontré fue una suerte de anecdotario aliñado con jerga incomprensible y muchas tonterías que no aportaban nada al principiante. Pero a la hora de cobrar, ninguna rebaja.
El tipo sigue siendo un crack y esa mala experiencia no le resta habilidad, pero lo que quiero decir es que por muy bueno que seas en algo no quiere decir que lo sepas enseñar. Por eso, a la hora de elegir el master en escuela tai me fijé bien en algunos de los docentes, no solo por su experiencia profesional, que también es importante, sino también por su experiencia propiamente docente.