Llevo años pensando en renovar la cocina, pero nunca me animaba a dar el paso hasta que comencé a buscar opciones de reformas integrales de cocinas A Coruña. Lo que me hizo decidirme fue la necesidad de crear un espacio que no solo fuera estéticamente agradable, sino también más funcional y adaptado a mis hábitos de cocina. Las cocinas de antes solían ser zonas de trabajo separadas, un lugar puramente práctico y con poco atractivo visual. Pero las tendencias actuales buscan integrar la cocina en el resto de la casa, haciéndola un espacio social, moderno y acogedor.
El primer cambio que decidí hacer fue modificar la distribución. Tenía una cocina alargada, con pocos puntos de acceso, lo que hacía que moverse por ella fuese incómodo. Consultando con el diseñador, llegamos a la conclusión de que la mejor opción era una distribución en U, que aprovechara mejor el espacio disponible y creara una zona más fluida para trabajar. También eliminamos un tabique que separaba la cocina del salón y lo sustituimos por una isla central. Esta decisión cambió por completo la dinámica de la casa. Ahora, la cocina es el lugar donde todos se reúnen, no solo para comer, sino también para conversar y pasar el rato.
A la hora de elegir los materiales, me decanté por acabados que fueran resistentes y de fácil mantenimiento. Opté por encimeras de cuarzo, que no solo son estéticamente atractivas, sino que también resisten bien el calor y las manchas. Los armarios los elegí en un acabado lacado mate, en tonos grises y blancos, que aportan luminosidad y hacen que el espacio se sienta más amplio. Los muebles de almacenamiento los diseñé con apertura sin tiradores, lo que le dio un aspecto minimalista y ordenado. Me sorprendió cómo estos pequeños cambios hicieron que la cocina se viera mucho más moderna y funcional.
Otra de las mejoras que implementé fue la instalación de electrodomésticos integrados. El frigorífico, el lavavajillas y el microondas se ocultan tras paneles que combinan con los armarios, eliminando la sensación de “acumulación” visual que tenía antes. Además, incluí un horno con función de vapor, ideal para cocinar de manera más saludable sin renunciar al sabor. También decidí añadir un grifo con función de agua filtrada, para no depender de botellas y, de paso, reducir el consumo de plástico en casa.
La iluminación fue un punto clave en la reforma. En la cocina original solo había una luz cenital que creaba sombras molestas y no iluminaba bien las superficies de trabajo. Con la nueva distribución, añadí luces LED empotradas en el techo y tiras de luz bajo los armarios superiores, que dan una iluminación homogénea y sin reflejos. Esto no solo mejora la visibilidad al cocinar, sino que también aporta una atmósfera cálida y acogedora al caer la tarde.
Para el suelo, opté por un porcelánico con acabado imitación madera. Me encanta la calidez que la madera aporta a cualquier espacio, pero no quería preocuparme por el mantenimiento que requiere en la cocina, así que esta opción fue perfecta. El suelo resiste las salpicaduras y golpes sin problema, y al mismo tiempo, mantiene ese look natural que buscaba.
El resultado de las reformas integrales de cocinas A Coruña fue un espacio completamente nuevo, donde la funcionalidad y la estética se combinan a la perfección. Cocinar se ha convertido en un placer, y la cocina, en el corazón de la casa. Es curioso cómo un lugar que antes pasaba desapercibido ahora es el punto de encuentro preferido de todos.