Mi recorrido por los mejores parkings de Granada

Conducir por Granada puede ser una experiencia tan hermosa como frustrante. Las vistas de la Alhambra, las calles empedradas del Albaicín y el ambiente vibrante del centro hacen que moverse en coche sea un reto constante. Durante años he vivido esa lucha entre disfrutar de la ciudad y encontrar dónde dejar el coche sin perder la paciencia. Después de mucho probar, puedo decir que ya tengo mis parkings Granada, esos que me han salvado en más de una ocasión.

Uno de los que más utilizo es el Parking San Agustín, situado justo detrás de la Catedral y muy cerca del Mercado Central. Es perfecto si voy al centro a hacer compras o a comer. Es cubierto, seguro y, aunque algo estrecho, su ubicación lo compensa todo. Además, si reservas con antelación a través de apps como Parclick o Parkimeter, suele salir más barato. Me encanta porque puedo dejar el coche y tener a pocos minutos toda la zona comercial y los bares de tapas más tradicionales.

Otro de mis preferidos es el Parking Puerta Real, en pleno corazón de la ciudad. Lo uso sobre todo cuando tengo que ir a reuniones o a pasear por la Carrera de la Virgen. Es moderno, bien señalizado y con acceso fácil desde la autovía, algo que se agradece en una ciudad donde las calles del centro histórico son un laberinto. También tiene puntos de carga para coches eléctricos, un detalle que se ha vuelto importante para mí últimamente.

Cuando tengo visitas o quiero disfrutar de una tarde tranquila cerca de la Alhambra, opto por el Parking San Cristóbal, situado en el barrio del Albaicín. No es el más barato, pero las vistas que se tienen desde allí hacia la ciudad son impresionantes. Además, está bien conectado con el mirador de San Nicolás y con los microbuses urbanos que bajan al centro, lo que hace que dejar el coche ahí sea una buena estrategia para evitar el tráfico del casco antiguo.

Finalmente, para los días en que busco algo económico y no me importa caminar un poco, suelo dejar el coche en el Parking Severo Ochoa, cerca de la Universidad. Es amplio, tiene buenas tarifas y desde allí se puede llegar al centro en unos quince minutos andando.

Después de probar casi todos, aprendí que en Granada no se trata solo de aparcar: se trata de elegir el parking adecuado para cada plan. Con un poco de planificación, moverse por esta ciudad se vuelve mucho más sencillo y, sobre todo, mucho más agradable.