Gestionando el legado, las herencias con la guía adecuada

Si hay algo que genera más dolores de cabeza que un examen sorpresa un lunes a primera hora, son las herencias Vigo. Porque en teoría, recibir una herencia suena bien: un piso en el centro, unas fincas, ese piso en la playa que siempre soñaste… hasta que te llega la carta del notario y descubres que, además de bienes, heredas trámites, impuestos y, en algunos casos, conflictos familiares dignos de serie de Netflix.

Hace poco acompañé a un amigo a consultar su herencia. Su tía le había dejado un piso antiguo en el Casco Vello. Ilusionado, ya se veía desayunando con vistas a la ría. Pero cuando le explicaron los gastos de la aceptación de herencia, el impuesto de sucesiones, la plusvalía municipal y la reforma que necesitaba el piso para no venirse abajo con el primer invierno húmedo, su cara pasó del brillo de la ilusión al gris de la realidad fiscal gallega.

Y es que gestionar una herencia no es un camino de rosas. Primero está el papeleo: certificados de defunción, últimas voluntades, testamentos, escrituras, notas simples, certificados de cuentas bancarias, vehículos… y un sinfín de documentos que parecen no terminar nunca. Luego, los impuestos, con plazos que, si se pasan, implican recargos importantes. Y si encima heredas en conjunto con otros familiares, la cosa se complica. Porque decidir si se vende, se alquila o se reparte, en un clima donde cada uno tiene sus propias necesidades y opiniones, puede convertirse en un campo de batalla emocional.

Ahí entra la importancia de un buen asesor legal y fiscal. Porque no es lo mismo recibir orientación genérica que contar con un abogado o gestor especializado en herencias que conozca la normativa de Vigo y Galicia y te explique, con claridad y sin rodeos, qué pasos debes seguir y en qué orden. Esa guía profesional no solo evita errores costosos, sino que también aporta paz mental en un momento que, de por sí, ya suele venir cargado de duelo y nostalgia.

Además, en Vigo, donde muchas familias tienen propiedades heredadas de varias generaciones atrás, la gestión de herencias es también una oportunidad para ordenar patrimonios y poner al día documentación que, en muchos casos, lleva años sin actualizar. Y cuando todo queda en regla, la sensación de tranquilidad es inmensa, como cuando terminas de limpiar un trastero lleno de cajas sin abrir desde hace décadas.

Gestionar una herencia con cabeza es, en definitiva, un acto de respeto hacia quien la dejó y hacia ti mismo. Porque no se trata solo de recibir, sino de cuidar, valorar y tomar decisiones conscientes que te permitan disfrutar de ese legado sin sorpresas desagradables.