Los expositores PLV se definen como estructuras de cartón o plástico, destinadas a dar soporte publicitario a productos y servicios en puntos de venta o PDVs. En plena era digital, el valor y utilidad de estos expositores no ha disminuido, por su capacidad para presentar un stock de productos en entornos públicos de forma atractiva y eficaz.
Las siglas de estos expositores provienen de «publicidad en el lugar de venta», y se han convertido en parte del marketing actual. En general, dos son los principales tipos de estructuras PLV: las de pequeño tamaño para situar en mostradores y las de mayor longitud para permanecer de pie junto al punto de venta.
Son muchos los beneficios asociados al uso de expositores PLV. En primer lugar, maximizan la visibilidad de los productos en ellas situados, con lo cual se cumple el objetivo primario de cualquier recurso publicitario. A consecuencia de esta, los expositores impactan positivamente en la tasa de ventas, ya que a mayor clientela, mayores son las posibilidades de incentivar la compra.
Con estos expositores se logra, asimismo, fortalecer la imagen corporativa. Sabiamente diseñados e implementados, aportan un toque profesional al stand, mantienen los elementos del branding a la vista y atrapan la atención del público a pie de calle, en centros comerciales y otros entornos al aire libre.
Las estructuras PLV son 100% adaptables a las necesidades de la marca y del cliente. Por ejemplo, una tienda de zapatos podría encargar el desarrollo de expositores con un diseño armonioso con su nicho de mercado, para refuerzo de la actividad principal de su empresa a ojos de los consumidores.
Por último, los expositores —como cualquier artículo con fines publicitarios— puede confeccionarse con materiales sostenibles y ecológicos. Esto concede a la marca la oportunidad de subrayar su compromiso con el medio ambiente, un valor necesario en la mayoría de sectores por corresponderse con una necesidad deseada por la mayoría de clientes.